La Hechicera de Shadowthorn

En esta trama de los dioses, donde las sombras y la luz tejen el hilo del destino, cuento el amor que me arrojó al abismo entre la vida y la muerte. Una pasión que me elevó a las estrellas de la alegría y me sumergió en los abismos de la desesperación. Un amor que desafió el orden mágico y los designios del destino, pero sucumbió a fuerzas ocultas.
El curso de mi vida se transformó cuando dejé el pacífico capullo de mi pueblo natal, en busca de conocimiento en la antigua y enigmática academia de Nightglen. Allí conocí a Darius, el mago cuya belleza y encanto trascendían toda descripción. Sus ojos azules me cautivaron con un intenso resplandor, que llameaba de pasión cuando se posaban en mí. Me sedujo su encanto y fervor, pero también me enfrenté a su terrible destino: era descendiente de Shadowthorn, un linaje maldecido por las sombras durante eones interminables.
Pronto llegó el momento en que creímos en la posibilidad de superar el nefasto destino, anhelando liberarlo del destino que lo había perseguido desde su nacimiento. Sin embargo, la oscuridad se mostró implacable, arrebatándolo de mis brazos cuando menos lo esperaba.
Sin despedirse se fue, dejando mi corazón en pedazos, fragmentando sueños y planes, y sobre todo, dejándome el fruto de nuestro amor prohibido. La tarea de crear esta nueva vida recayó sobre mis hombros solitarios, temiendo que se repitiera la maldición. Pero esta nueva vida resultó ser fuerte y llena de luminosidad, brindándome alegría.
Hoy la veo seguir su propio destino, lejos de mí. No me corresponde a mí interferir en su viaje, ya que ella necesita trabajar para encontrar sus propias respuestas en el mundo.
Tal es mi narrativa, inmortalmente entrelazada con la de mi amada, preservada en los recuerdos que guardo. Juntos enfrentamos la grandeza y la decadencia, tanto en el universo como en nuestros corazones. Fuimos bendecidos y, al mismo tiempo, maldecidos. Sin embargo, después de tantas tribulaciones, llegamos a la cima del amor genuino. Y eso hizo que valiera la pena soportar todo el viaje.
Esta es la pregunta que me ha perseguido desde su partida: ¿me reuniré con Darius? ¿Descubrirá nuestra descendencia la verdad sobre sus padres? ¿Las sombras finalmente nos concederán el ansiado descanso? Preguntas para las que usted, lector valiente, tendrá respuestas a medida que avance en esta narración.